Escudriñar las Escrituras

Por Roberto Guerrero

Cuando Spencer W. Kimball tenía catorce años, oyó a Susa Young Gates, hija de Brigham Young, hablar en una conferencia de estaca sobre el tema de leer las Escrituras. Después contaba: “Dio un discurso fabuloso sobre la lectura de las Escrituras y la habilidad de empaparse en ellas; luego se detuvo y preguntó a la congregación, que formábamos unas mil personas de diversas edades: ‘¿Cuántos han leído la Biblia completa?’. “…Me invadió entonces un complejo de culpabilidad, pues ya había leído muchos libros, las tiras cómicas y libros entretenidos, pero el corazón me decía con tono acusador: ‘Y tú, Spencer Kimball, tú nunca has leído ese libro sagrado, ¿por qué?’. Miré alrededor de mí, a la gente que estaba delante de mí y a ambos lados del salón, para ver si era el único que no había leído ese libro santo. De las mil personas que había allí, unas seis o siete habían levantado la mano con orgullo. Me hundí en el asiento; no pensaba en los demás que también habían fallado, sino en la profunda acusación que me hacía a mí mismo. No sé lo que el resto de la gente hacía o pensaba, pero yo no escuché nada más de aquel discurso; ya había cumplido su objetivo. Cuando terminó la reunión, me dirigí a la gran puerta doble de salida y corrí a mi casa, que estaba a una cuadra al este de la capilla; en el camino iba apretando los dientes y repitiéndome: ‘Lo haré, lo haré, lo haré’.

Cuando entré al CCM en a primera reunión que tuvimos con el presidente del CCM el nos hizo a los recién llamados misioneros esa misma pregunta, el dijo: Levanten la mano., ¿Cuantos han leído la Biblia completa? -La única mano que se levantó fue la mía, y lo hice sacando pecho y diciendo en mi mente «y dos veces»- pero después de un rato y después me sentí triste al al pensar que ningún otro de mis compañeros lo había hecho.

Al igual que el presidente Kimball, tal vez algunos se hallan leído los 8 libros de Harry Potter, los libros del Señor de los Anillos o alguna otra saga literaria, pero aún no han leído los mas importantes libros de la humanidad, los libros canónicos. Tal vez se hallan dado el tiempo para ver todos los capítulos de una extensa serie de televisión, una telenovela o algún programa, y no se han dado el tiempo de leer TODAS las escrituras. Mi intención al terminar este discurso, es que también salgan de aquí diciendo como el hermano Kimball: ‘Lo haré, lo haré, lo haré’.

El presidente Kimball predicó muchísimo durante toda su vida acerca de la importancia de estudiar las escrituras, pero no solo él sino todos los profetas nos han insistido en que hemos de escudriñar las escrituras DIARIAMENTE.

Cuando cada domingo en clase de Esc. Dominical la maestra pregunta quien estudio la asignación de esa semana y son muy pocas las manos que se levantan, me causa tristeza, que no se siga este consejo de los profetas y no solo de los profetas , nuestro propio Salvador dijo:

Jesucristo mandó que escudriñemos las escrituras

«Este libro de la ley nunca se apartará de tu boca, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.» (Josúe 1:8)

«Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.» (Juan 5:39)

«¿No han leído las Escrituras que dicen que debéis tomar sobre vosotros el  nombre de Cristo, que es mi nombre?» ( 3 Nefi 27:5)

«He aquí, os digo que dedicaréis vuestro tiempo al estudio de las Escrituras…» (DyC 26:1)

Si no estudiamos el Libro de Mormón estamos bajo condenación

Al leer estos pasajes mas que un consejo me parece un mandamiento, de hecho, en DyC refiriendo se al Libro de Mormón el Señor nos dice:

«Y en ocasiones pasadas vuestras mentes se han ofuscado a causa de la  incredulidad, y  por haber tratado ligeramente las cosas que habéis recibido, y esta incredulidad y  vanidad han traído la condenación sobre toda la iglesia. Y esta condenación pesa sobre los hijos de Sion, sí, todos ellos; y permanecerán bajo esta condenación hasta que se arrepientan y recuerden el nuevo  convenio, a saber, el  Libro de Mormón y los mandamientos  anteriores que les he dado, no solo de hablar, sino de  obrar de acuerdo con lo que he escrito,» (Doctrina y Convenios 84:54–57)

Refiriéndose a esto el presidente Joseph Fielding Smith enseñó: «Ningún miembro de esta Iglesia podrá permanecer en la presencia de Dios sin haber leído detenida y seriamente el Libro de Mormón”

Yo he oído a algunos decir (espero que como broma) que prefieren no estudiar las escrituras, porque «a mayor conocimiento, mayor condenación», bueno, les tengo una noticia, esa frase, asi tal cual, no está en las escrituras, lo que si está escrito es:

«Porque de aquel a quien  mucho se da, mucho se  requiere; y el que  peque contra mayor  luz, mayor condenación recibirá.» (Doctrina y Convenios 82:3)

Entiéndase entonces por favor, que el conocimiento por si solo,  de ninguna manera nos condena, sino, el PECAR contra ese conocimiento, y téngase muy en cuenta que las escrituras también nos dicen:

«Buscad palabras de sabiduría de los  mejores  libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe.» (Doctrina y Convenios 88:118 )

«Cualquier principio de  inteligencia que logremos en esta vida se levantará con nosotros en la  resurrección; y si en esta vida una persona adquiere más  conocimiento e inteligencia que otra, por medio de su  diligencia y  obediencia, hasta ese grado le llevará la  ventaja en el mundo venidero.» (Doctrina y Convenios 130:18–19 )

Gracias a las escrituras, Jesucristo resistió a las tentaciones de Satanás, gracias a las escrituras Alma, Amón y sus hermanos convirtieron a miles de Lamanitas al evangelio, gracias a las escrituras José Smith fue a la arboleda a orar y se restauró el evangelio en su plenitud, gracias a meditar en las escrituras se dieron varias de las revelaciones registradas en Doctrina y Convenios, y gracias a las escrituras si las estudiamos diligentemente podemos estar nosotros mejor preparados para resistir las tentaciones, para predicar a otros, para recibir revelación personal y para no ser engañados y caer en el error.


Cuando se ignoran las escrituras es fácil caer en el error

«Entonces, respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.» (Mateo 22:29)

«Entonces, respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por eso, porque no conocéis las Escrituras ni el poder de Dios?» (Marcos 12:24)

«… os equivocáis gravemente, y debéis escudriñar las Escrituras; si suponéis que esto es lo que os han enseñado, es que no las entendéis.» (Alma 33:2)

«He aquí, os digo que aquel que niega estas cosas no conoce el evangelio de Cristo; sí, no ha leído las Escrituras; y si las ha leído, no las comprende.» (Mormón 9:8)


Hermanos y hermanas les invito a estudiar las escrituras diariamente y diligentemente, a meditar en ellas y utilizarlas, no solo en la iglesia, al preparar un mensaje, debemos usarlas al aconsejar a nuestros hijos, al tomar decisiones importantes, en nuestras noches de hogar, los líderes deben utilizarlas en sus entrevistas, en las reuniones de consejos.

Yo veo a varios hermanos y hermanas que citan las escrituras, pero a veces, como el caso de la frase «a mayor conocimiento, mayor condenación» se citan frases, que no son escrituras como si lo fueran, otra ejemplo que oigo a menudo «Nadie dijo que sería fácil, pero si que valdría la pena», cuando en realidad, Jesús dijo:  «Porque mi yugo es  fácil y ligera mi carga.» (Mateo 11:30)

o «no hagas lo no que no te gustan que te hagan», cuando en realidad lo que está escrito es «Todas las cosas que queráis que los hombres  hagan con vosotros, así también  haced vosotros con ellos» (Mateo 7:12) porque «El  pecado, pues, está en aquel que  sabe hacer lo bueno y no lo hace» (Santiago 4:17 ). Para no caer en estos errores les invito a no solo estudiar las escrituras, sino a que cuando las citen lo hagan con su referencia, así como, lo aprenden los jóvenes de seminario, de esa manera, las personas podrán evitaremos enseñar ideas falsas, y si indicamos siempre la referencia sera mas fácil recordar donde encontrar esa escritura la próxima vez.

Spencer Kimball

¿Que sucedió con el Joven Spencer W. Kimball? Él esa misma noche fue a su cuarto, él relata: «Allí abrí mi Biblia y empecé a leer en Génesis, primer capítulo, versículo uno; y leí hasta avanzada hora de la noche sobre Adán y Eva, Caín y Abel, Enoc, Noé y todo el Diluvio, hasta llegar a Abraham” 1.

Aproximadamente un año después, Spencer terminó de leer la Biblia: “¡Qué satisfacción sentí al darme cuenta de que había leído toda la Biblia, del principio al fin! ¡Y qué felicidad de espíritu! ¡Qué gozo sentía ante el panorama general que tenía de su contenido!”

Hermanos y hermanas, les invito a hacer como hizo el presidente Kimball a los 14 años y hoy mismo comenzar a estudiar cada día las escrituras.

Años mas tardes El élder Richard G. Scott, relató lo siguiente: “El élder Spencer W. Kimball supervisaba nuestra área cuando yo era presidente de misión, y pude observar lo bien que comprendía y utilizaba el Libro de Mormón en sus inspiradores mensajes tanto a los miembros como a los misioneros… En oportunidad de una reunión misional de zona, me dijo: ‘Richard, tú empleaste hoy un pasaje del Libro de Mormón que nunca se me había ocurrido utilizar de esa manera’. Con esas palabras me preparó para una lección muy importante que quería que yo aprendiera. Y luego agregó: ‘¡Y pensar que he leído ese libro más de setenta y seis veces!’


«Deleitarse en la palabra deDios cada día es más importante que dormir, que los estudios, el trabajo, la televisión, los videojuegos y las redes sociales. Quizás tengas que reordenar tus prioridades con el fin de tener tiempo para estudiar la palabra de Dios. Si es así, ¡hazlo! «

(Richard G. Scott, «Has del ejercicio de tu fe mayor prioridad», Liahona, noviembre de 2014, pág.93)


OTROS APUNTES

Jesucristo mismo utiliza las escrituras para enseñar

«Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.» (Lucas 24:25-27)

«Y aconteció que cuando Jesús hubo dicho estas palabras, les volvió a hablar, después que les hubo explicado todas las Escrituras que habían recibido…» (3 Nefi:6)

Los Apóstoles y discípulos de Cristo enseñan por medio de las escrituras

«Y Pablo, como acostumbraba, entró a reunirse con ellos, y durante tres días de reposo discutió con ellos, empleando las Escrituras» (Hechos 17:2,11)

«Y cuando Ammón hubo dicho estas palabras, empezó por la creación del mundo, y también la creación de Adán; y le declaró todas las cosas concernientes a la caída del hombre, y le repitió y explicó los anales y las Santas Escrituras del pueblo, las cuales los profetas habían declarado, aun hasta la época en que su padre Lehi salió de Jerusalén.» (Alma 18:36)

«Y Aarón empezó a explicarles las Escrituras concernientes a la venida de Cristo y también la resurrección de los muertos; y que no habría redención para la humanidad, salvo que fuese por la muerte y padecimientos de Cristo, y la expiación de su sangre. – Y aconteció que al ver que el rey creería sus palabras, Aarón empezó por la creación de Adán, leyendo al rey las Escrituras, de cómo creó Dios al hombre a su propia imagen, y que Dios le dio mandamientos, y que, a causa de la transgresión, el hombre había caído. Y Aarón le explicó las Escrituras, desde la creación de Adán, exponiéndole la caída del hombre, y su estado carnal, y también el plan de redención que fue preparado desde la fundación del mundo, por medio de Cristo, para cuantos quisieran creer en su nombre.» (Alma 21:9; 22:12-13)

La palabra del Señor no pasará

«Lo que yo, el Señor, he dicho, yo lo he dicho, y no me disculpo; y aunque pasaren los cielos y la tierra, mi palabra no pasará, sino que toda será cumplida, sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo.» (DyC 1:38)

«Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.» (Mateo 5:18)

Utilidad de las escrituras

  • Proporcionan sabiduría y fe en Cristo para Salvación
  • Son inspiradas por Dios
  • Son útiles para enseñar, reprender, corregir e instruir
  • Nos ayudan a perfeccionarnos
  • Nos ayudan a estar preparados para toda buena obra.

«y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra.» (2 Timoteo 3:15-17)

Para nuestra enseñanza, consuelo y esperanza

«Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.» (Romanos 15:4)

Para que conozcamos y obedezcamos los mandamientos

«pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha declarado a todas las naciones para que obedezcan la fe» (Romanos 16:26)

Para creer en el Señor y  para nuestro provecho e instrucción

«Y les leí muchas cosas que estaban escritas en los libros de Moisés; pero a fin de convencerlos más plenamente de que creyeran en el Señor su Redentor, les leí lo que escribió el profeta Isaías; porque comparé todas las Escrituras a nosotros mismos para nuestro provecho e instrucción.» (1 Nefi 19:23)

Para deleitarnos, meditar en ellas e instruir a nuestros hijos

«Porque mi alma se deleita en las Escrituras, y mi corazón las medita, y las escribo para la instrucción y el beneficio de mis hijos.» (2 Nefi 4:15)

Para conocer la palabra de Dios

«… y habían escudriñado diligentemente las Escrituras para conocer la palabra de Dios.» (Alma 17:2)

Advertencia contra los que tergiversan las escrituras

«Bien, no necesito detallar el asunto; lo que he dicho puede ser suficiente. He aquí, tenéis las Escrituras por delante, y si queréis tergiversarlas, será para vuestra destrucción.» (Alma 13:20)

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